Día 3

 Durante una parte de mi vida creí que uno vivía la vida que le había tocado. Que llevábamos nuestra propia “cruz”, como dicen por ahí. Me crié en un hogar conflictivo y herido en donde las adicciones y la violencia formaban parte de la vida cotidiana. Creía que todos los hogares vivían la misma realidad que yo estaba viviendo, porque en realidad era lo único que conocía, ¡como el arroz con queso! En mi casa se comía arroz con queso cremoso, y cuando crecí me di cuenta que cada familia, cada hogar tiene su propia receta.

 La sorpresa fue conocer que Dios llegaría a mi vida para traer nuevas oportunidades, una nueva forma de vida distinta a lo que había conocido, sin adicciones y violencia… ¡Una vida abundante, para siempre!

 Dios tiene poder para hacer nuevas todas las cosas. Nadie vuelve a ser igual después de aceptar la obra de Dios a su favor y de hacerlo partícipe en su vida. ¡Esa es una oportunidad que podés experimentar hoy!

Cree en Dios con todo tu corazón. “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. Juan 3:16

Deja que Dios guíe tu vida y decisiones. “Porque yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: No temas, yo te ayudaré”. Isaías 41:13

Espera en Dios y no enfrentes solo/a a tu problema. “Nuestra alma espera al Señor; él es nuestra ayuda y nuestro escudo…” Salmos 33:20

 Cuando Cristo llega a nuestras vidas no sólo nos perdona de nuestros errores y pecados, sino que diseña nuevas matrices para que podamos moldearnos a su imagen y semejanza. Nos da la oportunidad de elegir todos los días, de qué forma queremos vivir: con nuestras viejas costumbres y errores, o con las nuevas formas que Él nos enseña. No hay nadie con más poder que Dios para ayudarte sin importar la situación que estés atravesando. ¡Dios salva, sana y liberta!”

Natalia Malarchia.