Un mensaje para tu yo del presente
¡Hola! ¡Qué bueno que estés aquí!, ha pasado tanto tiempo y te estaba esperando, quiero contarte todas las cosas que están por venir, gracias a que hoy estás mirando tu vida a través de Jesús.
Lo sé, tu pasado no ha sido fácil y por esto muchas veces miraste constantemente hacia atrás: el dolor en la infancia, el enojo por esas palabras que dañaron, los fracasos y la búsqueda de avanzar con tus propias fuerzas te han agotado hasta hoy. ¡Sí! Alcanzaste títulos, trabajo y aun compraste lo que creías que necesitabas, pero ninguna de estas cosas te sació, por el contrario, la insatisfacción se hizo mayor, la ansiedad te dejó sin dormir y llegaste a tener en tu alma una sed profunda.
Pero gracias a la decisión que hoy estás tomando, al creer en Jesús, dentro de tu interior ya están corriendo ríos de agua viva (Juan 7:38), el Espíritu de Dios en ti, Aquel que te guiará hacia toda la verdad (Juan 14:17), para crecer en todo sentido hasta parecerte más y más a Cristo (Efesios 4:15), pues sus planes son de bien y no de mal, para darte un futuro y una esperanza. (Jeremías 29:11).
Hoy estás aquí y no es casualidad, Dios te ha traído con lazos de ternura (Oseas 11:4), para que disfrutes plenamente de Su amor inagotable (Salmos 5:7), pues el amor verdadero es Jesús entregando Su vida por ti. Ahora tu misión es dar la vida por tus hermanos (1 Juan 3:16). Por esto finalmente, te recuerdo: Sé esforzado y valiente. No temas ni te asustes pues el Señor tu Dios siempre te acompañará; nunca te dejará ni te abandonará (Deuteronomio 31:6), ¡Créeme, ya lo vi y así lo ha hecho!
Atentamente, tu yo del futuro.
Por Enyi de Kercher.