“En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, Tus consolaciones alegraban mi alma.“
Salmo 94:19
Modificando el pensamiento con la paz de Dios
Me gustan los salmos porque son la expresión de los sentimientos y emociones que experimenta el autor de cada uno de ellos.
Durante el comienzo del salmo 94, el rey David se hallaba en una situación que conmocionaba su vida. Como era común en ese tiempo, pedía venganza por aquellos que le hacían mal, clamaba por justicia.
“Justicia”. Qué palabra relevante para estos tiempos.
El versículo citado dice: “en la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma”. Cuántas veces nos encontramos en circunstancias en las que no podemos más, donde las injusticias nos torturan y nos hacen sentir víctimas. Estos pensamientos no nos dejan vivir en “paz”. ¡Qué monosílabo importante para el ser humano! Tan cerca y tan lejos, a veces, de nuestra realidad cotidiana. Cerca, porque si Jesús vive en nuestros corazones, creemos lo que nos prometió: “les dejo un regalo: paz en la mente y el corazón y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo” (S. Juan 14.27). Lejos, cuando Cristo no es el centro de nuestra vida. Cuando el pasado nos castiga, o el presente no nos deja mirar hacia adelante.
El apóstol San Pablo dice en su carta a los Filipenses 4:7: “La paz de Dios cuidará tu corazón y tu mente mientras vivas en Cristo Jesús”. La paz de Dios supera todo lo que podemos entender. En momentos de dolor, desesperación o amargura, aparece “su paz”. Atravesaremos alegrías y tristezas, aciertos y errores, compañía y soledad… sea cual fuere nuestro momento lo transitaremos diferente cuando Cristo, con su paz, nos acompañe. Llenemos nuestra mente con Palabra de Dios para que en el momento de mayor necesidad Él nos sostenga.
Por eso, cuando los pensamientos se disparen, consideremos que la paz es un regalo de Jesús para todo el que lo recibe en su corazón. Sólo enfoquémonos en nuestro Creador, ningún otro podrá darnos esa perfecta paz.
Pastora Silvia Burger de Muñoz.