“A pesar de que conseguía todo lo que me proponía, comencé a sufrir ataques de pánico…“
Aldo Fernández
Hoy es 29 de marzo de 2023 y cumplo 3 años de vida. ¿Cómo 3 años de vida? Veamos lo que dice Jesús: “(…) a menos que nazcas de nuevo, no puedes ver el reino de Dios” (Juan 3:3). ¡No me alcanzan las palabras humanas para agradecer al Señor por tanto amor, perdón, restauración y sanidad!
En 2008 comencé a militar dentro de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y trans (LGBT) en Argentina y América Latina para que los gobiernos aprueben leyes y políticas públicas que beneficien “nuestra comunidad”: Ley de Matrimonio Igualitario, Ley de Identidad de Género, Ley de Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).
En 2006 conocí a un hombre con quien compartí casi 14 años de mi vida: construimos una relación de pareja, proyectos, vacaciones, amistades, sueños; juntos abrimos la primera librería LGBT de la región, en el barrio de Palermo. En 2017 fui elegido para formar parte de la comisión directiva de la Asociación Argentina de Deportistas por la Diversidad (AADD) con el objetivo de promover la inclusión de las personas LGBT en el campo del deporte, sin estigma ni discriminación. Mi sueño era ser parte de un movimiento nacional y regional de lucha contra los grupos fundamentalistas que generaban odio y violencia en nuestras sociedades: la Iglesia en sus diferentes manifestaciones.
A pesar de que conseguía todo lo que me proponía, comencé a sufrir ataques de pánico, ansiedad por alto nivel de stress debido a mi trabajo y a los viajes internacionales de capacitación que recaían sobre mi responsabilidad. Fui contratado en 2016 por una agencia de Naciones Unidas como coordinador operativo con alcance en 13 países de nuestra región.
Mi único sostén era mi psicólogo. La sesión de terapia de los jueves y el tenis eran mi “cable a tierra” y mis “amigues” del Club Italiano (así hablábamos entre nosotros). Intenté suplir mis necesidades emocionales con una vida sexual de alta promiscuidad, alcohol y marihuana. Mis peores años comenzaron en 2018 cuando mi pareja me abandonó, se fue del departamento para construir una relación con otro muchacho.
Marzo de 2020. Mientras viajaba en el subte para ir a trabajar a la mañana, “algo” me llevó a las redes sociales de la Iglesia AVC. Iglesia a la cual yo había concurrido. Comencé a escuchar canciones y predicaciones. No paraba de llorar.
El 13 de marzo comencé a sentirme mal (fiebre incesante) y el 19 de marzo concurrí a la clínica; fui diagnosticado con neumonía bilateral. Mi estado de salud se deterioró tanto que me tuvieron que inducir al coma farmacológico (intubación) y pronar 3 veces. Antes de intubarme el médico me preguntó: -¿Aldo, creés en Dios? Recuerdo que esa pregunta fue para mí como si Dios me la estuviera preguntando: -¿Aldo, querés que te saque de acá y te haga nuevo? Dije que sí.
Personalmente, la pandemia ha sido la oportunidad que el Señor utilizó para extender Su invitación para sentarme junto a Él, para darme de comer Pan de Vida. El Señor me buscó con su Amor y “me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos” (Salmo 40:2). Él salió a mi encuentro por y con Amor. Me encontré con el Amor. El Amor verdadero. Amor sano. Amor profundo. Amor restaurador. Amor sin fin. El Amor me ha invitado a permanecer con Él en su banquete. El Amor es Dios. 1° de Juan 1:8-9 afirma que “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él”. Desde el momento que salí de la clínica Bazterrica de Palermo, comencé a darme cuenta de que Dios me estaba invitando a ser parte de Su banquete por puro amor, con muchas más personas, la familia de la fe cristiana.
Recuerdo que era un viernes cálido del mes de abril, estaba sentado en una silla de madera, en el patio de la casa de mis viejos en Lanús. Desde el 8 de abril de 2020 hasta febrero de 2021 estuve en la casa de mi niñez, en el descanso de Dios…y sigo en Su Descanso. Pero ese viernes, aproximadamente a las 3 de la tarde, día de calor atípico en Buenos Aires, una voz interior me dijo: “Aldo, andá a la habitación y buscame”. Fui a la habitación de mi infancia, mientras mi viejo estaba en el taller, mi vieja no recuerdo que hacía, cerré la puerta. Me senté en la cama, la habitación llena de remedios, pastillas que tenía que seguir tomando para recuperarme. Mi mamá me había dejado una Biblia, entre tantos juguetes de mis sobrinas. Aclaro que regresé a la casa de mis viejos, luego de haber estado inducido a un coma farmacológico durante 5 días en cuidados intensivos y 16 días internado en sala común. 21 días en total, internado. Empecé a orar y mientras oraba me encontré diciendo: “Señor, perdóname por mis pecados, perdóname por todos mis pecados de sexo con otros hombres, perdóname por tanto pecado sexual, pornografía, sexo con desconocidos; perdóname, Señor. No quiero ser así nunca más. Ayúdame a cambiar de vida. Sé que moriste en la Cruz por mis pecados. Gracias, Señor…te necesito. Necesito un cambio profundo en mi vida, dar vuelta en “U” rápido. No quiero más ser así. Jesús, acá estoy”. Inmediatamente sentí una profunda paz y ganas de vivir, salí de esa habitación con otra mirada, empecé a vislumbrar todo de manera diferente.
Lo único por hacer es- porque en realidad ya está todo hecho por Él- reconocer que somos pecadores y aceptar el perdón que nos ofrece Jesús.
Dios nos restaura en comunidad con y dentro del Cuerpo de Cristo. La Iglesia Avance Cristiano es la comunidad de fe que Dios preparó para restaurar tu vida, sanarte y limpiarte para que puedas reflejar Su amor y dar a otros lo que Él te va a dar a vos. ¡Bienvenido/a a Casa!
Aldo Fernández.